RAZONES DE LA PRIVATIZACION

 No resulta tarea fácil exponer los motivos determinantes de la privatización. Efectivamente, no existe, en general, una exposición sistemática de los mismos, sino que hay que extraerlos de los discursos ministeriales, de los debates parlamentarios y de un país a otro, y aún dentro del mismo país, varían de una época a otra. Además, los argumentos que se suelen esgrimir para justificar la privatización son muy diversos cuando no diametralmente opuestos. Por todo ello, es bastante complejo proporcionar un cuadro general y sistemático de los mismos.

Sin embargo, una primera serie de motivos podrían agruparse bajo la denominación de razones de tipo ideológico. Razones de esta naturaleza, son particularmente intensas y explícitas en Gran Bretaña y Francia. Se trata, fundamentalmente, de un sentimiento anti-Estado o anti-sector público, que pretende hacer retroceder la participación estatal en la vida económica, puesto que su intervención erosiona la responsabilidad personal y minimiza la iniciativa individual. En Francia, consiste en una tendencia en contra del dirigismo o Colbertismo, y en Gran Bretaña, se trata de una reacción, en contra del semi-colectivismo de la era de la posguerra. Esta corriente anti-estatal es común también, aunque con mucha menor intensidad, a otros países europeos, aunque no tiene mayor importancia en Italia, España, Bélgica o Alemania.

Otra razón de tipo ideológico, podría ser también la creencia de que las empresas públicas y los servicios proporcionados por el Estado, limitan la elección de los consumidores, al disfrutar de posiciones de monopolio dentro del mercado. Y finalmente, podría también considerarse como razón ideológica, el deseo y la intención expresada por muchos gobiernos de fomentar un "capitalismo popular", haciendo partícipes de la propiedad de las empresas privatizadas a sus empleados. Esta intención ha dado muy buenos frutos en determinados casos, y ha constituido un rotundo fracaso en otros.

Otro segundo grupo de razones podrían aglutinarse bajo la denominación de motivos de tipo económico. Estos motivos son de diferente alcance y pretensión, según los distintos países. Así, en Inglaterra se pretende lograr, por medio de la privatización, un cambio definitivo en las estructuras de la economía. En Francia entre 1986 y 1988, en cambio, se pretende conseguir un cambio en las reglas del juego de la economía. En ambos casos, las finalidades son muy ambiciosas y de alcance muy general. Se trata de proceder a una liberalización de prácticamente todos los mercados y conseguir así competitividad en todas las empresas, evitar los monopolios, y alcanzar una mayor eficacia.

Otra razón de carácter económico, la constituye precisamente, el objetivo de lograr una mayor eficacia sometiendo las empresas estatales a la disciplina del mercado. Se trata, en definitiva, de enfrentarlas con las sanciones que la economía de mercado implica, tales como la amenaza de quiebra y el peligro de la absorción. Pero esto supone, naturalmente, partir del principio de que las empresas públicas son mucho menos eficientes que las empresas pertenecientes al sector privado, lo cual, es tan solo, probablemente, una verdad a medias, o válida solamente en determinados casos.

Una razón más, también, de tipo económico, esta constituida por el objetivo de conseguir, por medio de la privatización, una racionalización de la cartera de activos de la empresa privatizada y una reorganización de las estrategias de inversión. Este motivo, precisamente, ha sido el que ha impulsado diversos procesos de privatización del Instituto Nacional de Industria en España.

Otra razón, ésta de tipo socioeconómico, estriba en que las presiones fiscales son mucho más fuertes sobre las empresas del sector público que sobre las del sector privado, y con sus excesivas exigencias sobre el nivel de salarios, alto nivel de empleo y trabajo ineficaz, hacen casi imposible su saneamiento financiero.

Y un motivo más para privatizar, muy ligado a los de tipo económico, lo constituye la reorganización de la "dirección" de las empresas públicas. Efectivamente, la privatización puede facilitar la superación de las incoherencias directivas de estas empresas, y poder proceder a una racionalización de sus estructuras directivas, viciadas frecuentemente por factores políticos. Sin embargo, experiencias muy recientes en Francia, España e Italia han demostrado que no es preciso poner en marcha, para ello, un proceso de privatización, puesto que estos objetivos pueden alcanzarse perfectamente dentro del mismo sector público, sin necesidad de transferencia de propiedad alguna.

Otro tipo de razones para privatizar, está constituida por los factores de carácter financiero. Es evidente, que la venta de los activos pertenecientes a empresas estatales constituye una fuente de ingresos muy importante, que pueden ingresarse en las áreas del Tesoro. De todos modos, constituye un tema muy delicado, que exige una administración rigurosa.

Otro motivo de este tipo, lo constituye también el hecho de que la privatización facilita enormemente el acceso a los mercados de capitales internacionales de una forma mucho más rápida y directa.

Otra razón, también de carácter financiero, la constituye el hecho de que al procederse a la privatización de una empresa estatal, se cortan de raíz los subsidios y subvenciones que se les estaban concediendo a empresas casi constantemente deficitarias.

Y una razón más de tipo financiero, consiste en que el proceso de privatización es capaz de ampliar el mercado de valores, introduciendo en él a muchos y nuevos inversores, y profundizarlo, a la vez, mediante al acceso al mismo de importantes empresas con fuertes posiciones en el mercado.

Otros argumentos de diversa índole, que aconsejan proceder a la privatización, son los siguientes: En primer lugar, cuando una empresa pública ha sido creada o nacionalizada en su día, para conseguir el logro de determinados objetivos, y estos han sido ya alcanzados, o no interesa ya su realización, esta empresa puede ser perfectamente privatizada. En segundo lugar, una empresa puede privatizarse con el fin de aligerar una carga administrativa que resulte demasiado pesada para el Estado, ya bien sea por la falta de medios de la Administración, o por la falta de personal capacitado. Ambos motivos de privatización son muy frecuentes en países en vías de desarrollo.

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